El hecho de que una persona a veces se descontrole es un aviso de
que algo en su interior no está en armonía como debería de ser y su cuerpo lo hace ver mediante un descontrol del
sistema nervioso: ataques de ira, gritos, tics nerviosos, represión,
temblores, descontrol de esfínteres. Mediante un descontrol hormonal:
problemas menstruales.
Bajo una apariencia de calma, la persona se siente tensa y
rígida, con la sensación de que en cualquier momento habrá una gota que colmará el vaso y todo estallará como una bomba de relojería.
Tendrá tendencia a la intimidación o incluso la agresión ajena o a sí mismo. Conllevando en algunos casos incluso a patologías psiquiátricas
tales como la psicosis. Este estado a veces lo definen como que “tienen
miedo a volverse locos”.
La agresividad contenida puede manifestarse exteriormente
como psoriasis, eczemas, o un exceso de acné.
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